martes, 11 de octubre de 2016

El pintor del Tocuyo 1682 a 1702



     Es sorprendente entonces la presencia del llamado “Pintor del Tocuyo”, cuyo nombre aún todavía nos es desconocido. El Tocuyo, ciudad que obedece al hecho de ser la Ciudad Madre de Venezuela, al haber suplantado a la lejana, para ese entonces, Coro, cuando los españoles decidieron conquistar y fundar otras tierras y ciudades. El biógrafo más importante del “Pintor del Tocuyo” fue el historiador y crítico de arte Alfredo Boulton quien lo sitúa entre 1682 y 1702, época cuando realizó más de un centenar de obras de arte, de las cuales no se cuenta actualmente sino con algunas 20.

    Cabe recordar que para aquel entonces, El Tocuyo se caracterizaba por ser tierra fértil, de gente trabajadora y competente, donde por ejemplo se llegó a producir el famoso “Lienzo de El Tocuyo”, buscado y utilizado más allá de las fronteras patrias, siendo famoso en América y en Europa. Para aquel entonces, a fines del siglo XVII, El Tocuyo contaba con casi 400 casas, más de 460 familias y alrededor de 3500 feligreses, lo que hacía un total de más de 8000 almas entre población rural y citadina. Desde la Ciudad Madre salían entre 300 y 400 mulas cargadas de frutas de la región para ser vendidas más allá de ella misma.

    Sorprende una vez más que en un pueblo de techos de paja, donde se tenían importantes templos religiosos como las capillas de Belén y de Santo Domingo, donde además existía un hospital y dos cofradías de envergadura y dominio económico, haya surgido este artista de recia personalidad pictórica, cuyos elementos de cercanía sólo podían conseguirse en los modelos de antiguos grabados traídos de Europa, mientras que en Venezuela pocas eran las referencias más o menos similares, compuestas por Fray Fernando de La Concepción, la Escuela de Los Landaeta, Francisco José de Lerma, Juan Pedro López, El Pintor de San Francisco, entre otros. Sólo Juan Pedro López, en Caracas y  El Pintor del Tocuyo, tuvieron una sobresaliente actuación, destacándose este último debido a la gracia, la poesía, el valor eminentemente plástico, la belleza, el manejo formidable del dibujo y color.
El Pintor del Tocuyo siempre ha llamado la atención por su fidelidad con la simbología religiosa y por su creatividad fuera de serie y ha sido comparado con artistas españoles de la talla de Zurbarán y Murillo, con los artistas de la Escuela Sevillana y de la Flamenca y con otros grandes artistas de la plástica universal.

     Uno de sus mayores logros lo constituye la obra “La Inmaculada Concepción, San José con El Niño y San Francisco de Asís”, donde conmueve la enorme gracia y belleza del rostro del niño, quien aparece mirando a la eternidad desde El Tocuyo naciente. La mirada de San José se nos muestra complaciente, reflexiva. En el ángulo izquierdo e inferior hay la presencia solapada, algo imperceptible delpaisaje larense y tocuyano, de la cocuiza y de lo xerófilo, de montañas aledañas a El Tocuyo, como formas de unir los preceptos de la espiritualidad y la noble tierra pródiga para la agricultura, es decir, que cielo y tierra se unen en esta obra. Por esa misma vía podemos observar y asociar que la presencia de la luz y del dibujo recuerda tomas crepusculares, sólo vistas en estas tierras. 

La Virgen representa el núcleo principal de la obra, con un manto dispuesto hacia el movimiento descansado, mientras que llaman la atención ciertos objetos que retan la ley de la gravedad, que flotan, como la cruz y el libro. Pero de igual forma este artista llegó a plasmar una virgen criolla o por lo menos mestiza. El Pintor del Tocuyo representa entonces un gran ícono para la historia del arte larense, de gracia inconfundible, de meticulosidad parsimoniosa, de misterio religioso. En el Museo “Lisandro Alvarado”, de El Tocuyo, así como en la Galería de Arte Nacional de Caracas y en la Iglesia de San Miguel de Trujillo, reposan obras de este poco conocidas.

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