jueves, 3 de octubre de 2019

Silueta de una gran mujer tocuyana Hortencia Garcia Yepez de Borges

      
 Hortencia Garcia Yepez de Borges
     Hortensia García Yépez, mujer benevolente por las causas sociales, es reconocida por su capacidad creativa, siendo permanente colaboradora de las páginas literarias de la prensa de la época, utilizando el seudónimo de Diana. También compuso varios valses, como el que le hizo a la Reina de Carnaval en 1917, otro fue el titulado “A los Pies del Ídolo”, con letra del poeta Hedilio Losada. Otro lo tituló “Senda de Luz” con motivo de la graduación de bachiller de Francisco Tamayo (del que fue madre de crianza), en el Colegio de “San José” de Los Teques, en 1922, y también escribe poemas como: “La Lira, la rosa y el amor” y “El Triunfo del Amor”. 
   Se desempeñó como administradora de la hacienda San Isidro de su propiedad. Hortensia García Yépez fue la mayor del matrimonio de Manuel García Yánez y Elena Yépez Piñero. Su abuela Francisca “Pancha Yánez”, fue admiradora del general José Manuel Hernández. Cursó estudios en el internado 264 del Colegio “San José de Tarbes” de Caracas, donde aprendería sobre la cultura greco-latina y de los más destacados escritores del siglo XIX y principios del XX, además de los idiomas francés y español. Junto a los conocimientos de bordado, música, literatura, pintura, artes culinarias, organizaba con frecuencia las llamadas “veladas literarias”, en donde hacía de libretista, directora, coreógrafa, y hasta de actriz, si el caso lo ameritaba. Establecida en su ciudad natal se dedicó a las actividades hogareñas y le sobraba tiempo para dedicarse a la pintura de bodegones y aguamarinas. 

      En cuanto a la música, destacó en la ejecución del piano, aprendido en el colegio de Caracas, teniendo como maestro a José Antonio Montesinos, hijo de Egidio Montesinos. Conocimiento que amplió con las clases que le diera un artista del teclado, y así afinó su sensibilidad e inspiración para la composición de piezas musicales, especialmente en “valses” y “bambucos”. Al regresar a El Tocuyo se casa con Carlos Yépez Borges, abogado dueño de la conocida hacienda “San Pablo”, en la otra banda del río. No tuvo hijos, pero crió a varios, entre ellos a su primo Francisco Tamayo Yépez.    

       Al morir su esposo, su hijo de crianza se la lleva a Caracas, donde muere en 1969. De ella dice Francisco Tamayo (Citado por Luis Rafael Yépez: …que prodigaba infinito caudal de ternura, el inagotable tesoro de sus cariño y de sus desvelos. Pocas madres han sabido responsabilizarse de manera tan cabal hasta tocar los límites del sacrificio. Pocas mujeres han sabido como ella, llegar a la abnegación total, a la entrega absoluta y noble y al ejercicio de criar, orientar y formar niños, de estimular jóvenes y de amar hasta donde no es posible más a quienes tuvimos el orgullo de tenerla como madre. (El Impulso, 20/02/ 2009). Según el profesor Yépez:” físicamente era una mujer normal de tez blanca, cabello negro, cara ovalada, con una melancolía en su mirar. De gran calor humano, trato delicado y una sensibilidad manifiesta para las artes”. 265 Pero a la par de la compositora existía la escritora, que publicaba sus artículos en el semanario que dirigía el bachiller Agustín Gil Gil, con el seudónimo de “Diana”. Al respecto opina Francisco Tamayo: “en sus artículos de elegante prosa atacaba los convencionalismos y las trabas que mantenían estancado el cabal desenvolvimiento intelectual y social de la mujer en nuestro ambiente, y propugnaba el incremento de la cultura, el deporte y el arte como vehículo de superación”. (Idem). 
      Cuando Carlos Yépez Borges vendió la Hacienda “San Pablo”, se residenció definitivamente en El Tocuyo. Después compró la hacienda “San Isidro” a su hermano, por parte de padre, Jesús Yépez Garmendia. Hortensia con su responsabilidad de esposa se marchó a la hacienda, donde pasaba temporadas y también su hijo de crianzaFrancisco . Muerto Yépez Borges, Francisco Tamayo , ya establecido en Caracas, visitaba con frecuencia a su prima madre, hasta que un día decidió llevársela a su casa y la hacienda fue vendida donde allí murió 

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